Hoy en día después de las horas lectivas
en la escuela, los niños realizan un sinfín de actividades, las deportivas son
las más frecuentes. La elección del deporte, la disciplina en los estiramientos
y el descanso son los principales factores a tener en cuenta cuando nuestros
hijos practican un deporte.
En los periodos de crecimiento las
articulaciones, músculos y tendones no siempre lo hacen de manera sincrónica,
si a esa descoordinación en el crecimiento, le añadimos la práctica de deportes
donde el salto o la patada son los gestos principales, la detección de estas
posibles alteraciones osteomusculares debe ser primordial para evitar durante
la temporada la aparición de lesión o la aparición de clínica dolorosa.
Está demostrado
científicamente que el crecimiento óseo puede verse afectado (sobre todo en el
crecimiento vertical) si realizamos actividades deportivas en las que la
elongación de nuestro cuerpo sea constante (ejemplo: baloncesto y voleibol) El ejercicio físico que parece tener un
mayor potencial osteogénico es el que incluye saltos no estereotipados, en
diferentes trayectorias, sobre todo en vertical.
La estructura
ósea a parte de venir determinada por la
genética también se trabaja, depende en parte del deporte escogido. Las
estructura hueso tendón en el adulto ya no están en cambio de crecimiento, en
los niños sí esto se debe a la interrupción del aporte sanguíneo al
hueso, o bien una
deficiencia en este aporte con respecto a las exigencias del hueso en rápido
crecimiento. Esto se produce en particular en algunas
epífisis
óseas, (parte distal del hueso) lo que viene seguido por necrosis ósea (muerte
del hueso) y posteriormente por una curación por medio de un nuevo crecimiento
óseo.
Debemos vigilar especialmente las
lesiones que incluyen el cartílago de crecimiento ya que pueden afectar en
cierta medida el crecimiento óseo definitivo, es por ello que es importante
acudir a un especialista siempre que haya alguna contusión fuerte sobre
articulaciones de muñeca o tobillo, ya que son las que pasan más
desapercibidas, dándose como simples esguinces o contusión cuando realmente hay
una fractura en la región del cartílago: epifisiolisis.
Todos los deportistas necesitan reponer
sus depósitos a través de una alimentación equilibrada, pero en los niños es
aún más importante. La alimentación es la base del sustrato en la que se
formarán y desarrollarán los músculos, los ligamentos y tendones, los
huesos…estados carenciales de según qué alimentos provocan mayor riesgo de
lesiones musculares, lesiones ligamentosas, recuperación de la fatiga.
No existen riesgos siempre y cuando se
complementen con un buen trabajo propioceptivo y de calentamiento previo a los
entrenamientos y partidos. Comporta mayor riesgo la laxitud, sobre todo en
hombro, muñeca y tobillo, que es una de las causas más frecuentes de luxaciones
de articulación en edad temprana.
Los pilares de un buen deportista son lo
que come, lo que bebe y lo que descansa.
En los deportes de impacto como el fútbol y el baloncesto las
rodillas y los talones son dos de las partes del cuerpo que sufren más
contusiones en la práctica deportiva infantil, en estos casos el problema no
radica tanto en crecimiento óseo sino en cómo crecen esos talones y esas
rodillas. El impacto lo que produce es que los niños con alteraciones de
crecimiento presenten mayor dolor, inflamación e incluso impotencia funcional
(una de las enfermedades que se manifiesta con mayor frecuencia es el Sd.
Osgood-Schlatter). Hemos de prevenir a base de mucho hielo, descanso deportivo
en según qué momentos y ayudas con algunas ortesis que minimicen el impacto directo
sobre el tendón.
La actividad física es fundamental para que el desarrollo de los
niños sea completo, pero quizás con estos consejos podremos prevenir de mejor
manera la aparición de lesiones que se pueden evitar, o minimizar.